En ellos tu alma se vierte sencilla
como remanso matinal.
Vigilantes faroles donde se apostilla
tu esencia perfecta llena de bondad.
Tus ojos
Cerrados custodian los hondos secretos
que guardas silente en tu corazón.
¡Qué diera por lograr que estuviesen abiertos
pronunciando mi nombre, llamándome Amor!
Tus labios
En mis manos, uno a uno, se orquestaban
deshilados en un torrente suave y perfumado.
Cascada nocturna donde deambulan
las dulces caricias del que te ama y sueña ser amado.
Tu pelo
Manantial donde fluyen la verdad y el bien.
Donde convergen bullicio y silencio.
Con ella tus palabras son dulces, son miel,
lo mismo que amor o desprecio.
Tu boca
Para amar yo necesito llenarme de aquellas cosas
que por ser sencillas son más hermosas;
aquellas donde la verdad es una virtud
y un consuelo inefable como tú.