LeAnDro silencio es salud en soledad

El don de la nada...

Flotan sus pies descalzos, dejaron de tocar el suelo hace poco tiempo, sus ojos mostraban dolor, alguien tenía que detener su sufrimiento, un cruel sonido emitió cuando la soga hizo crujir su cuello, los nervios se pusieron tensos, sus puños se apretaron tan fuerte que las uñas se le clavaron dentro, su rostro se torno color morado, silencio perverso, oscuridad tenue… plic...plic...plic... se va desangrando lento, le tuve que cortar las venas para que se quedara quieto, sus ojos se voltearon, ahora que puedo contemplar su imagen más real no se lo ve tan violento, mi accionar fue un tiempo de locura vehemente ni yo sabía que iba a disfrutar matando a una persona demente, no sufras más querido, dice la voz cerca de mi oído, sentado en el piso con la sonrisa de par en par, miro como cae la sangre que se convierte en charco deslizándose hasta mis zapatos, mi punto fijo está en su rostro frio, cuanto más debo esperar para que el reflejo se borre del espejo, pensar que pensé que este alter ego era diferente, quien diría que esta ironía lo cometería nueva mente, no contaba con otro destino de suerte, nadie vino a salvarme de mi mente, de repente se abre la puerta, apoya el arma en la sien, al mirarlo me miro otra vez, BANG!!!... Me mate dos veces, cierro la puerta al salir, nadie sabe con qué personalidad saldré a la calle, yo y mi otro yo tampoco… Fin.

Leandro Conte