Cuánto venero tu frente,
escudo para mi levantado
frente al tiempo;
tu rostro de recuerdo,
tus manos de guerrero
para luchar contra
la adversidad.
Con dolor los días van mirando
madre mía,
cómo hilillos plateados
comienzan a chorrear
sobre tu bienamada cabeza;
en aquella nívea atmósfera tuya
quiero perderme y quiero
la copa de mi amor verter,
MADRE AMADA
Tú que nunca me faltaste
ni desamparaste,
quiero que jamás permitas que tu sombra
me abandone,
espero que ella me cobije,
y que tus pies
que hoy caminan a mi lado,
me guíen un día a tu encuentro
en las etéreas regiones,
donde piadosa, madre mía
compartirás con amor
misión tan bendita
con la Virgen María:
de llamarte MADRE,
tú de mi doliente mundo
y ella... del mundo entero.
Bolívar Delgado Arce
De: \"Letra Nueva\"