Por Alberto JIMÉNEZ URE
No asombres, desde otro país,
Cuando en el [que fue ] mío
Demuelan estatuas
De comandantes canallescos
Que vivieron para cometer y legaron
Tropas de mercenarios para flagelarnos.
No asombres, desde otro país,
Ni difames somos
Un «Pueblo Salvaje»
Porque la Vindicta Pública
Tiene vetusta data y la Historia,
Que sin duda se repite,
Registra la magnitud de la rabia
Sanadora de heridas traicioneras.
¿Cuántos enfermos pudieron curarse
Con los dineros que se destinaron
A modelar esos memoriales de victimarios
En naciones iracundas a causa del oprobio?
¿Cuántos hospitales y casas de estudios
No recibían presupuestos mientras
Grupos de idólatras colocaban efigies
De genocidas en parques y plazas?
¿Cuántos indigentes, hambrientos y desempleados
Duermen en mi país con sus estómagos vacíos?
En Venezuela hay más armas que ciudadanos,
Señor [a]: menos medicinas que balas,
Más gases tóxicos que alimentos accesibles
Y toda clase de trazas u objetos letales
Destinados a evitar las protestas de los humillados.
Que los escultores no se ofendan y muestren contrición
Cada vez que pasan por lugares donde sus obras desaparecieron:
No honraban santos, hermosas damas ni ilustres de la patria.