Se acabaron las pequeñeces
y también las florituras.
Se acabaron las nimiedades
y el subir a las alturas.
Se acabaron las metáforas,
los símiles,
y juegos de palabras.
Quiero mandar un mensaje
seco y directo,
procesado desde la cordura.
Te quiero,
como nunca quise a nadie,
dejando atrás la locura.