Pasan los años, pasan los días,
pasan los minutos
pero algo que nunca pasa,
y creo ni pasará,
¡ es lo que siento por ti !,
pues así como la brisa del aire trae inherente,
el aroma de la mar, de la flor y del rosal,
así como en el calor del sol,
viaja en El la vida,
la luz que nos ha de dar, del día la claridad,
y a diferencia de la noche y su oscuridad,
así , Tú me das inherente a ti,
el calor de tu cuerpo, la tersura de tu piel,
la dulzura de tu mirar
¡y la bondad de tu tierno proceder!,
tal vez ni Tú, pues eso no puedes ver,
porque tal vez, inconsciente es,
pues tu imagen y tu ser, siembra en mi,
la necesidad de ser, de estar, …………….
¡ de tratar de alcanzar la cima de la bondad ¡ ,
mas humano soy, y como tal me suelo equivocar,
pero que, en algo por siempre he de acertar,
y eso es en mi sentimiento de amar,
a una criatura como Tú, y que suavemente has traído a mi,
¡la ilusión de vivir!
que ni Tú ni Yo, podemos dar, en forma sutil,
nuestra acción de amar,
ésa que nos sabemos dar,
sin preguntar el ¿porqué?,
¡simplemente nos sabemos amar!,
sin saber, ni como, ni cuando, el amor llegó,
y en forma silente y con voluntad,
en nuestros corazones el amor se enraizó,
tan fuerte, tan bello como lujoso yate,
¡que en mi playa encalló!,
y con ello el jardín floreció,
y en El, la semilla germinó, fuerte, sana,
con plena actitud de sostener ésa manifestación de amor,
que ha de perdurar a pesar de la inclemencia del tiempo,
pues el amor que existe entre los dos,
es un muro aderezado con bugambilias en flor
que cada día se atan más a El,
con una estrecha intimidad,
que sólo ellos dos pueden entender, comprender y gozar,
del viento, del agua y del calor
en beneficio de su íntima conjunción.
así es como deseamos permanecer, unidos,
en etérea conjunción plagada de amor,
cual épica unión que nos habla de epopeyas clásicas,
de ésas que nos hablan de amar,
¡pues eres Tú la musa, la inspiración que hasta mi llegó!.
Juan María
Monterrey, N.L. a 14 de abril 2015