El hombre camina a la luz de la luna,
manchas de sangre marcan el camino
caen del corazón degollado
siempre va y palpita solo.
Trozos del tiempo lo acribillan,
el hombre desolado tropieza
deja un charco de su sangre,
la vida se esfuma en su soledad,
el viento lo aplasta en la melancolía,
en la desdicha del recuerdo
que lo inunda siempre en su tormento.
La hojarasca se enreda en su alma
el hombre llora su última lágrima,
los árboles en sus ramas cantan
la partida del hombre marchito,
la luna llora, los lobos aúllan,
los culpables se ahogan en carcajadas,
la noche cubre la muerte
del hombre que no es llorada.