Lentamente bailábamos aquella melodía
que nos trajo recuerdos de bellos tiempos idos;
el reloj se detuvo, no se escucharon ruidos
en la callada noche, que solo sonreía
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Mientras copas de vino muy quietas esperaron
fueron mudas testigos de dos enamorados
que en la quietud serena por sueños fueron guiados
y desató pasiones que a ellos los dominaron
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La mente sin recelos voló con ansiedad
cortando la cadena que sin razón la ataba
y quitó el insolente yugo que amordazaba
a su corazón libre según la sociedad
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La noche siguió mágica, las horas fueron gemas
joyas de altos quilates, fue pura fantasía
y susurré a su oído, mis mejores poemas
fueron muy tiernos versos que ella bien merecía