argantonio

A Heberto Padilla

Los déspotas odian al poeta,

que no es de nadie vasallo,

ni canta al amo como un gallo,

ni hace de bufón de opereta.

 

El poeta siempre será libre,

mientras su alma sea joven,

aunque su libertad le roben,

resistirá el duro embate como el mimbre.

 

Murió con la conciencia

limpia en un desconocido

hotel de Alabama.

 

Mantuvo siempre la decencia

no pudo con él lo sufrido

en una lucha que nunca fue vana.