Aunque tome algunos años, aunque tome cientos
de vidas en la gran vida del ser que de la historia que ha pasado
a la madurez que vaga errando entre estrellas entregadas
-la mayoría de edad es un asunto más grave que el coro
de todos los muertos sosegados-
a la hecatombe de todo tiempo que sucede imperceptible
mente lento a morir. La verdad es que el desarrollo es en
lo óptimo un volver a levantarse, luego de haber previsto
pozos en el camino y continuado, un irse superando
constantemente, si es posible un avance.
Para luego mirar atrás y en los rastros
decirse; fui un completo imbécil. El temor cumplido
de preguntarse, ¿Qué tan distinto soy ahora, de antes?