Algias… penas… ambiente turbio de maldad,
entre clamores de libertad, el mundo juega…
¿Cómo convivir en madrigueras de repugnantes hienas,
si solo contaminan la humanidad?
¿Cómo expulsar de este orbe a las guerras,
si disque tienen aires de libertad?
Cadáveres… cadáveres erectos todos somos,
malolientes… repugnantes…
sometiéndonos a las fuerzas de impiedad.
Deseando viajar algunos por aquel agujero infinito,
donde su negrura al alma evoca;
o tratar de entender algún poema maldito
que se enraíza en la mente, desde la eternidad.
Somos marionetas del pecado
enloqueciendo entre las sangres,
bebiendo el vino de los mortales
y segregando nuestra capacidad de amar.
¡Oh!.. Como entender quisiera
los sagrados pinchazos del demente;
entender aquel ahogo,
que se funde en el olvido
y embarcarme entre el frío río
de la muerte…
(victolman)