¡Los viernes!
Siempre espero la llamada,
desde Florida,
mi Esposa,
mi Hijo,
mi Hija.
“Estamos gestionando la Visa”.
Después de ese encuentro,
vengo aquí,
al mismo banco,
casi sesenta años,
no creo que me vaya.
El mundo en mi apartamento,
es tan simple,
como un capullo,
tan silencioso
de noche,
tan pequeño,
que añoro profundamente
la Casa Grande.
El sol se despide,
una flor cae lentamente,
todo es gris,
como el silencio
de las aves.
¡Florida, por Dios!
Si al ver los ojos
de mi Esposa…,
sé que está triste,
como la tarde.