¡Ni la luz hipnótica de la esférica Luna
alumbrará palabras pegadas a mi lengua,
que melancólicas escarban sordos vestigios
de un mundo de átomos y aullidos de espermas!
¡Ocultas voces entre rebaños de vientos nocturnos,
Sonidos del umbral de mis tiempos empíreos!
Cuando cae la noche, lejos de promiscuos ruidos,
busco con todos mis sentidos ebrias palabras,
palabras que tapicen despojos de tierras secas.
Y en cascadas, de roca, en roca caen voces
Por negras laderas donde agonizan los cielos,
entre follajes y murmullos de ramas amorfas.
Crecen voces que sollozan en hurañas sílabas
hilando un futuro invisible lleno de presagios.
De tal modo, como peñascos macerados
El útero de la noche pariendo palabras desnudas,
nutridas de silencio y protones destrozados.
Conjugados con la quietud de la negra esfera.
Alargo mis oídos para sentir el crujir nocturnal
De viejas angustias y recuerdos desvencijado.
Así surgen fragmentos de páramos de cristal.
Esmirriada palabras crecen, lianas enredadas.
Y las entrañas se me llenan de flores olorosas,
flores que se adormecen entre harapos de rosas.
¡Oh silenciosa noche, acá están todas las palabras!
¡Perfumadas, transparentes, pálidas y desbocadas
Prestas a tejer estrellas que custodien la sangre,
el polen y los besos, que me besan en horas furiosas!.
Nelly h
17/05/17