Mi corazón se funde
y se desangra en lágrimas de lluvia
que empapan mis húmedos rincones.
Apenas aun respiro,
se me corta el aliento en estertores
y el pecho me revienta
mientras el vientre hierve y desespera.
El sabor de tus bocas
gotea moribundo entre mis labios
y aprisiono tu aroma
cautivo entre los dedos y las uñas.
La droga de tu sexo
me ha montado a su grupa y me cabalga
y me arrastra al galope
desgarrando mi piel entre sus ramas,
arrancando girones
que cuelgan salpicando entre tus hojas.
Daría yo mi alma
por abrevar en tu fuerte de por vida
por compartir tu lumbre
por despertar enredado en tu maraña.
Pero ahora he de exiliarme
a surcar otros mares tenebrosos
a proseguir la lucha
y afrontar las mareas de tu ausencia
el miedo y la nostalgia,
mientras pierdo tu imagen temblorosa
borrándose en la playa.