Un engranaje de la máquina que se niega a su trabajo.
En la histeria de repeticiones, algo frena
En un ruido seco, blanco, áspero.
Mientras el mundo parece haberse olvidado que el cuento del progreso era opio para el pueblo.
No hace falta crecer tan de golpe, nenúfar de fuego.
No hace falta ganar ni perder para salirte con la tuya.
¿Cuántos alegres cadáveres sostienen el altar de nuestras Sangradas Escrituras?
En los pozos de aire tampoco se puede respirar.
¿Se puede no ser idéntico idiota a uno mismo?
Creo que sí, cambiando de sombrero.