Con tu manto
evaporaste mi llanto cuando mas necesité.
Con tu canto cubriste de miel,
mis derrotas de ayer.
Con tu estrella alumbraste mis penas
y a mis mares endulcé.
Con tu cariño abrí el libro de la dicha
que tanto añoré.
Hoy te bendigo
con la sonrisa de mi alma y mi fe.