Mauro Enrique Lopez Z.

A mi madre querida.

Madre mía:

Con dulzura te llevo en mi pecho

aunque estés en el cielo madrecita,

porque eres el rosal de  mi alma

que llena de  amor y dulzura mi vida.

Desde niño me cuidaste

y aprendí lo bello de la vida,

como se ríe, se sufre y se llora

por un amor puro y sincero

el cual nunca se olvida,

y por él todo,todo se entrega,

hasta nuestra propia vida.

Eso hiciste conmigo madrecita querida,

el señor te acogió en el cielo

pero eres parte de mi vida,

mucho,mucho te extraño

y te necesito Madre mía,

eres la rosa de mi alma

que jamás se marchita.