Y cuando empecé mi vida, todo parecía normal, hacía una mañana cálida, llena de amor, paz y alegría, luego se dio paso al medio día y también se veía tranquila la rutina de la vida, podría sobrevivir, era fácil y yo estaba cómoda en mi existencia.
Cómo es que la tarde logra convertirte en alguien diferente, en un ser con anhelos y pensamientos ligados a la sociedad. Así transcurría mi tarde y en medio de un hermoso arrebol, me perdí y la noche llegó en el momento menos indicado, donde ya no tenía la fuerza, ni la voluntad de levantarme; todo era pesado, gris, eterno, punzante y asfixiador, y fue ahí cuando al fondo escuché el sonido de su hermosa voz, esa que despertó las fibras de mi corazón y cautivó mi atención; usted me vio cuando era presa de una burbuja invisiblemente poderosa, diseñada por el mundo.
De verdad, ya le iba a poner punto final a mi vida y llega usted con un paquete de puntos seguidos, llega usted a pintarme los sueños y a creer en mí, llega usted esa noche-madrugada y sale como esa primera luz de la mañana, esa que aunque sea fría la intemperie, te eclipsa y le da abrigo y fortaleza al alma.
¡Qué bonita manera de arreglar una vida!
Y entonces, fue ahí cuando...
El reloj de arena empezó a desvanecerse, la vida empezó a ser más fuerte, el tiempo ya no corría queriéndome asfixiar, todo entro en un momento de impacto, de silencio apacible y volvió a amanecer, llenándome de segundos de nuevas oportunidades.
Quiero que usted, sea mi segundo eterno.