Puedes mirarla un poco, saciarte al máximo.
-ojalá de lejos;-
Solo un poco,
porque si te le acercas y respiras un poco de su aire, descubrirás lo tediosa, enojona,
y estresante que puede llegar a ser.
Le puedes hablar -hazlo con paciencia, te aconsejo-;
Si no eres paciente, te ignorará y en ocasiones te golpeará.
Pero cuando la toques, -si lo sabes hacer, claro está-,
cuando la abraces por la espalda, cuando naden en besos, o simplemente toques su mano;
te corresponderá y con la misma magia que la enamoras te enamorará hasta los huesos y entonces verás que nada,
nada fue en vano.