Un blanco fantasma como el recuerdo,
que viaja con los ajados años fríos,
y la sombra tenue de los huesos,
la fullería desquiciada en los tiempos muertos.
Anda ya, muñeca aliñada con cáscaras de manzana,
demuestra que somos de la línea blanca,
enrojece las vértebras tiesas del camino,
y los colosos errores que olvidamos y aprendemos.
Un prisma segado por blondas manos mujeriles,
que va con el libido y borracho perjuicio mentiroso,
y los bellos surcos de momentos de aire puro,
que no recuerdan cuantos meses y segundos van cayendo.
Anda ya bestia, vestigiosa, muestra tu desvelo,
embriaga de licor las venas del vicio atolondrado,
y a bocanadas de humo plomizo,
ve despertándome cuando no halla luz ni perjuicio.