El agua del río deslizándose, va cantando su pena.
Se escuchan los pájaros trinar.
Los rayos del sol se cuelan entre los árboles.
La brisa trae olores de diversas flores.
Nuestra vista se alegra de la variedad de colores.
Sin embargo, ninguno se percata de la pena que lleva el río.
Es así en nuestra vida, cuantas veces de dolor nos estremecemos.
Y ¿quiénes se percatan de nuestro dolor?
Es como si nevara, sobre un corazón desnudo.
O que la lluvia, y el viento frío, nos azotaran.
Copiemos a la naturaleza, ella a pesar de los males que ocurren en la tierra:
nos sigue proporcionando cantos de pájaros, abundancias de colores, y olores en las flores.
Y en cada estación nos llenan de gozo nuestros ánimos.
Aprendamos de ella, está agonizando, pero es magnánima,
nos alegra todo nuestros sentidos.
Sería bueno que los hombres, fueran tan generosos como ella.
De Gaviota Romero Blandino