De tanto andar se atropella el silencio
como chasquidos de dedos crispados
se descorren los velos
en los abismos de la luna
Lejos se ocultan los enigmas
los perros corren bajo la lluvia
le ladran al tiempo... que de espalda avanza
sobre la umbría desnudez de mis duelos
Y yo, entre cuatro paredes
le hablo a los espejos
amordazo las palabras
dilapido destierros
Le abro las ventanas al invierno
Es que de tanto escuchar
sinfonías rotas
se quiebra la magia del tiempo.