Nunca llegamos tan lejos como cuando
ya no sabemos hacia dónde vamos.
Goethe Máximas.
Cuando desconocemos,
Cuando perdemos la noción,
el vacío de conciencia que se
apodera de nosotros se hace
crisol de ingenio, el hambre
es el mejor revulsivo frente
a la inopia del desamparo.
Cuando no sabemos
surge la magia, que sale
a socorrernos para que el
naufragio sea solo página
que vuela al viento.
Cuando sabemos adónde,
nuestra mente nos conduce
sin necesitar la vista.
Vamos como caballo de picar
que lleva anteojeras, ojos que
no ven corazón que no siente.
Cuando erramos se nos abre
un paraíso de alternativas.
Se nos nace de súbito un cielo
insospechado, donde, a buen
seguro, saldremos ganando.
Conoceremos nuevos caminos
que la ley de la costumbre nos
negaba.
Bendito sea el error, no pienso
errar a sabiendas, no puedo.
Sé que el error me viene a ver a
diario, con frecuencia, y lo acojo
como una oportunidad que me
concede la diosa de la fortuna.
Aprendamos, no lamentarnos.
Cuando erramos pensemos que
algo no funciona, pensemos que
en ese preciso momento se nos
agasaja para que todo mejore.