Por Alberto JIMÉNEZ URE
Ofuscadas,
Mi madre y hermana
Me decían [que] «alucinaba»
Porque [yo] platicaba con seres
Que ellas no podían percibir:
Empero, no duden me flanqueaban
Sin lograr que igual mis parientes
Lograsen mirarlos y escucharlos.
Leyéndome curioseas
Sobre cuáles importantes asuntos
Me [in] formaban las amigas y varones
Que temprano supe viajaban en el tiempo.
Eran peregrinos
En nuestro territorio del cual les interesaba
Hallar inteligibilidad al odio, ira y agresión
Que nos moviliza unos en «contra» o «pro»
Fútiles fenomenologías del discernimiento
Como la Teorética del la Dominación Inhumana.
Venían de agujeros espaciales hacia donde
Me invitaban experimentar lo que ellos […]
Cuando irrumpían ante mí
Lo hacían interrogándome, sin tregua,
Sobre todo cuanto atribula a vivos
En un ámbito científicamente inexplicado.
Los viajeros en el tiempo
Me preguntaban para saber
Si procedían o eran invenciones
De Entidad Desconocida allá,
En el lugar donde la violencia es leyenda:
La mayoría está persuadida que jamás imperó.
De súbito todavía aparecen en mi alcoba.
Recientemente me notificaron y sugirieron
[que] debo permanecer sobrio, lúcido y alerta.
Una flama ha encendido, ninguno será ciego
Y seremos testigos de tanto insospechado:
Ni por el sabio, aprendiz, escéptico o ignorante.