Fuiste lucero resplandeciente
para mis noches de intenso dolor,
para mis días convalecientes,
fuiste mi cielo, fuiste mi sol;
fuiste la niña que muchas veces
prendió la llama de mi pasión
con sus abrazos constantes y fuertes
con sus caricias y besos de amor,
pero esa llama tan viva y alegre
que muchas noches me dio su calor,
vi que en tus ojos murió lentamente
y tristemente dijiste adiós.
Hoy que te vas de mí para siempre
vuelven mis noches de intenso dolor,
vuelven mis días convalecientes,
regresa mi cielo, mi cielo sin sol;
Más una pregunta quiero hacerte
responde aunque partas mi corazón:
¿A quién le darás las cálidas mieles
que brindas con tórridos besos de amor?