Lucy Quaglia

Quizás

Quizás si me quedo quieta

después de tanta corrida,

me encontraría una silla

donde  me pueda sentar

a descansar aburrida

el cuerpo viejo y vencido

sin que me de la nostalgia

de ver tanta cosa antigua

cuando me pongo a pensar

con serenidad tranquila

mi futuro y mi salud

saliendo cana mañana

ayudando a la familia

que después me come cruda

si no hago lo que pidan.

 

Quizás cuanto me hace falta

el saber lo que me queda

de cada momento diario

que encuentro si me distraigo

escribiendo sin parar

con computadoras negras,

cuando me quedo dormida

en la mitad de la tarde

delante del escritorio

con los cajones repletos

de documentos sin fin,

si hago siesta en la oficina

mientras digiero el almuerzo

como víbora enroscada

en el árbol de la esquina.

 

Quizás cuántos que me odian, 

que me quieren o se asustan

de mi presencia estorbante

que calcula los centavos

que cada uno recibe

a cambio de su trabajo,

distracciones infinitas,

deficiencias y esplendores

de la vida cotidiana

que perciben injusticias

resueltas bajo la vista

de los gerentes de turno

en reuniones secretas

misteriosas, ostentosas,

generosas y discretas.