Son los versos las aves voladoras
de los sueños que viajan por los cielos,
quien escribe, nos muestra sus anhelos
expresados en rimas soñadoras.
Al llegar a la puertas del ocaso,
en el alma, la pena la doblego,
no me causa temor o desosiego
el reloj, que marcha paso a paso.
El pasado lo dejo en el pasado,
el futuro lo espero sin temores,
mi camino lo adorno con las flores
que este mundo pudiera haberme dado.
Llevo el alma repleta de hidalguía
que dejara mi raza como herencia,
fue su lema valor y resistencia
y llevar la nobleza como guía.
Siempre puedo empinar mi frente altiva
cual ciprés que resiste fieros vientos,
nunca nada me quiebra mis alientos
pues mantienen su fe radiante y viva.
Sin dudar, les confieso sin quebranto,
que mis alas se visten de armonía,
a pesar de fracasos y agonía
al amor y pasión siempre les canto.
He tenido pesares y alegría
mas jamás la batalla me intimida,
y por eso, les dice mi alma hencida:
¡Es mi vida mi magna poesía!
Autor: Anibal Rodriguez.