Observo la arboleda desde mi ventana,
y no sé porque vienen los recuerdos a mi mente,
de aquellas bellas tardes que vivía enamorada,
de tiempos aquellos que te amé como una demente.
Fueron aquellos tiempos de dulce primavera,
que siempre cada tarde esperaba tu llegada,
donde tus labios me hacían vivir una quimera,
hoy son solo recuerdos de mujer enamorada.
No dejaba de mis manos tus poemas,
y tus rimas de amor me ilusionaban,
ahora en aquella arboleda guardo mis penas,
porque en mi corazón cada día lo desgarran.
El viento de la tarde resuena en mis oídos,
y desde mi ventana escucho llegar tus pasos,
pero sufre mi corazón al saber que son vanos,
que una tarde te fuiste lejos llevándote mis besos.
Pero seguiré de nuestros recuerdos viviendo,
y cada tarde dejaré con tu nombre un suspiro al viento,
aunque desde mi ventana yo siga sufriendo,
porque aún no puedo arrancarte de mi pensamiento.
Tú sabes que cada tarde es para mí es un martirio,
y cada tarde me llama mi ventana entusiasmada,
ya no hay amor en mí, te lo llevaste, sólo hay un calvario,
que lo llevo cada tarde como mujer enamorada.