Un haz luminoso en la sonrisa manifiesta
bajo el límpido cielo se vislumbra nueva senda
estrenando alborada el horizonte
se despierta el día a bienvenidos cambios de pesares
que anduvieron un camino escarpado
del comienzo hasta su límite.
Atrás de sal la estatua, mirada sin retorno
ejemplo vivo del proceder sin tino
¡oh, cuántos negros vanos sufrimientos!
Hoy, colores refulgentes lucen las penas
y presagian bríos vestidos de entusiasmo
con la sonrisa que encubrió un rostro austero
un rayo intenso reviste la mirada
tiempos mejores auguran a porfía.
Se abre el pórtico y la esperanza invade
irrigando con su cántico sublime
el alma que tormentos ha probado
y sadismo a manos llenas
dando paso con sonrisa plena
después de unas noches sin estrellas
a un radiante sol, color de primavera.
© Eloy Mondragón