No hay línea recta que me siente bien,
solo si es de puntillas y con el impulso suficiente para romperlas.
Las lineas rectas son más rápidas,
pero no mejores, sirven para coger más velocidad, y para estrellarte con más fuerza también.
Por eso, tenemos que torcernos de vez en cuando, romper las lineas, salir de la vía rápida.
Somos almas encerradas en máquinas programadas para seguir una ruta fija, innecesaria y errónea si lo que impide es que seamos libres,
que podamos elegir nuestros propios errores para llegar al acierto.
No soy libre si tu libertad encarcela mis alas,
no soy ni somos cárcel de nadie,
somos camino,
somos caminantes,
somos llaves,
nunca cerrojos.