Porque todo lo das sin estrecheces,
sin pasar factura del tiempo que inviertes
y te sabe a poco lo que anhelas. Porque no te creces,
ni presumes, ni alardeas de lo que tienes.
Porque todo lo conviertes
en suave brisa, en rumores leves,
en aquietado alud del que los días penden.
Porque tus quehaceres
no tienen importancia para ti y pretendes
que la ajena virtud resalte siempre.
Porque las tristes horas y las lágrimas conviertes
en sendero de luz por el que pierdes
la amargura del instante en que se sienten
y las siembras en viento transformadas y renacen nieve
qaue el frío ha perdido. Porque vuelves
atrás sobre tus pasos y repasas breves
momentos de amor que regalaste, seimpre
en hondo reposar como el caño en la fuente
o en suave manantial donde la roca bebe...
Porque de tu frente
penden gotas de luz que no te atreves
a romper y en derredor de ti florece
-en densidad de amor- un clamor adolescente
que como hiedra vieja se adhiere
al rumor del río invulnerable que en ti crece.
Por estas cosas y por tantas que se me pierden,
lo más valioso que pueda siempre
dejar sobre tu mano tiene
siete sonidos, siete
estaciones de sol y espuma, de blanca nieve,
siete amapolas que gritan fuerte
¡ G R A C I A S !
de veras gracias, te lo mereces...