Porque nada hay nuevo debajo del sol
y todo es conocido, todo es un ciclo.
Es el tiempo que justo avanza a un ritmo
que no cesa y sin variante lleva el timón.
Igualmente transcurre cuando se nace
y se muere, cuando se ama y se desdeña.
No hay quien lo frene, ni quien lo detenga,
por eso ayuda y cura al igual que hiere.
Pero helo aquí frente a ti, a tu merced
y a tu voluntad para disponerlo a tu juicio.
Haz las obras que se te demandan, mientras puedas, para hacer lo tuyo en tu bien
o en tu perjuicio.
¿Tiempo? Eso es la vida: Ese es el límite
para vivir lo que él enseñoreado te dicte,
señalándote tu principio como tu fin.
Así que sueña, trabaja, pero sobretodo vive.
Disfruta y ten conciencia de tus actos
y sobre todas las cosas de la vida, ama;
sabedor que eres dueño de todo (lo mismo que de nada) porque eres volátil ... eres cuestión de tiempo.
Observa y pon cuidado a su justicia:
Cuánta dicha te ha dado, y has sido feliz.
Considera que te ha dado la risa
para cuando llegue el llanto.
Has visto tu prole germinar
en tu mundo pasajero, transitorio y perenne.
Sé agradecido, disfruta y perdona
porque todo en esta vida tiempo su tiempo,
todo tiene su hora.
Y se cumplirá y llegará el tiempo de tu muerte
que acabara con tus éxitos, tus fracasos y tu gloria.
Y, por último, considérate a ti mismo: Aprovéchalo.
En tu mundo te tienes a ti mismo, eres único.
Pero lo que tienes ahora terminará un día.
Sé prudente ahora, y en tu beneficio.
Porque todo (absolutamente todo)
es cuestión de tiempo:
Ésa es del hombre su trágica suerte.
Un día está y otro es recuerdo que duele
porque polvo es y, sin duda alguna,
al polvo volverá.