Sonoras son las claves de tus besos.
Espejo que me mira y no me toca.
Reflejo de miradas de tu boca,
que nublan los dolores, de embelesos.
Suspiros que renuncian por confesos
la carga, de mis días y mi llanto.
Susurros de la tarde sin excesos.
Murmullos del ocaso, inconfesos,
me llaman a buscarte sin espanto.
Negada, necesito los regresos.
Nublados al oriente los sucesos.
Seremos las espadas sin fortuna
que nacen sin aromas en la cuna,
Amado, nos confunden por posesos.-
Amalia Lateano
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