Lago de versos dormidos,
bajo mi noche de luna
aroma de dulce aliento
que me llena de ternura.
Alma prendida en un beso,
corazón sin atadura
que se recuesta en la orilla
y se arropa con la bruma.
Manantial de versos tu,
amor que mi pecho acuna
alegría de mis días,
bálsamo de mil ternuras.
Dedos que juegan despacio
a dibujar la figura
van despertando la piel
en exquisita locura.
Hay un antes y un después
de retomar esta marcha
un despertar a lo real,
que dormía bajo la escarcha.
Renace mi corazón
después de un largo camino
contempla su realidad
a las puertas del destino.