En la incertidumbre de la oscura noche, en los vagos vestigios del aroma esencial,
vuelve infatigable mi anhelo febril de contemplar tus ojos calmos;
entonces, como siempre, me derivo a pensar en ti.
No admite mi mente pensamientos vanos, vagos, ilusorios e innecesarios,
solo la certeza de tu silencio, de tu esencia enraizada en mi cuerpo;
entonces, sin demoras ni distracciones, me derivo a pensar en ti.
Eres mi infinito cierto, la paz , el remanso, la quietud
eres la contención de mi fluir, eres el néctar de lo imaginado
eres la tibieza implícita, eres el elixir vivificante.
Alma vibrante, el pensarte me inmortaliza