Me llenan de lunes la semana
el tedio, el fastidio
la prisa con sus portafolios
corbatas que asfixian libertades
trajes remendados para cuerpos heridos
zapatos lustrosos para pies cansados
vagones malhumorados
espejos que se maquillan
frente a rostros tristes.
La ironía trae vestido ajustado
y el loco la intenta seducir.
Lluvia encharca sueños
calles de pánico y tragedia
coladeras aferradas
botellas prisioneras
y un asfalto oprimido
por luces bipolares.
La rutina calva
la sobriedad enferma
y la ansiedad con sobrepeso
come garnachas
en una esquina cualquiera.
Y el loco no deja de reír.
Las personas desesperan
los ciegos creen que Dios es sordo
los sordos piensan que Dios es ciego
el loco se convence de ser Dios.
Y Dios ya no sabe qué pensar.