El ruido ensordecedor del ventilador irrumpe el silencio de la sala… sonido
acompañado por voces que susurran como instruyendo ha alguien acerca de sus
posiciones…-que doble la rodilla-…-que se acueste de tal manera-…cada quien en la
sala tiene posiciones diferentes… ¿y yo?
Yo estoy acostado con un trapo frío en mi rodilla derecha, pues también recibí
instrucciones, como un murmullo que me decía –debo ponerte esto frío-…
Es una extraña sensación entre la alegría y la tristeza lo que allí se vive, dentro de aquel lugar mitad gimnasio-mitad hospital… es una combinación extraña.
En medio de aquel ambiente extraño… con personas extrañas… y todo extraño… mi corazón puede percibir la luz de tus ojos…
Entonces, en esa quietud, puedo sentir los latidos de mi corazón… las ilusiones afloran como las rosas en un jardín…
Son de esos pocos lugares y de esos pocos momentos en que hay serenidad del espíritu…
Donde mi corazón puede contemplar el brillo de tus ojos hermosos y encantadores…
Como un mar profundo.