Hoy es abuelo el soldado
que un ayer en las Malvinas
por sentirlas argentinas
alzo en ellas mi bandera.
El no supo desde afuera
lo que fueron esos días,
a él lo siguen sombras frías
que aun yacen en las trincheras.
Tardaron las primaveras
en asomarse a su vida
las islas son una herida
en la sangre de sus venas.
Él se aférra a mis caricias
para aliviar su tristeza
y cuando entre llantos reza,
yo le presto mi sonrisa.