Voy a sembrar mis lágrimas, en el medio del firmamento,
Para esperar verlas nacer, como lluvia de nuestro cielo,
Y soñaré con que ellas sean, de la flor el tenue rocío,
Para ansiar el besar tu piel, como el agua que yo he bebido.
Seré el ligero viento, que juega entre tus cabellos,
Y quizás alcance a ser, del sol sobre tu piel, un poco de su abrigo,
Y desearé brillar intenso, entre tus hermosos labios rojos,
Aquellos que relucientes, aún no han dormido,
Para que puedas besar el aire, aquel del que yo respiro.
Seré un poco del mar, donde descalza jugueteas,
Y también seré el guijarro, de los lechos de muchos ríos,
O quizás sea fina arena, que en tu piel se vuelve estrellas,
O también la brisa tierna, que adormece tus sentidos.
Seré quizás la blanca luna, donde escribas un “te quiero”,
Y seré entonces el mensajero, que te traiga melodías,
Para así bailar contigo, en el medio de mil luceros,
Y soñar que el tiempo es nuestro, cuando amanezca el nuevo día.
Seré entonces la luz, que despierta tu faz sentida,
Y seré también la noche, que dormida se ilumina,
Y seré quizás la bruma, que dibuja siluetitas,
O quizás el aguacero, que les canta a golondrinas.
Yo seré lo que tú quieras,
O quizás lo que ya he sido,
Y te escribiré mil poesías,
Como nadie te ha escrito.
Quizás seré, o quizás yo ya lo he sido,
Quizás yo te amaré, o quizás ya te he querido,
Pero recuerda que yo seré,
Lo que por mí, tú hayas sentido,
En el medio de la noche,
O en el umbral del día nacido.
Yo seré por ti,
Aquello que con Amor… tú misma me lo pidas.