No basta cerrar los ojos
desde el ocaso hasta el alba
deseando volverse río
o queriendo ser montaña.
Hay que andar sobre las piedras
desde el ayer al mañana
acortando las distancias
entre el hacer y las ganas
Pues la vida no es un sueño
de príncipes y doncellas
y debe apreciar la noche
quien quiera ver las estrellas.