Si el ángel de la guarda se confiesa
de todas sus malicias en el día,
seguro en este estado no estaría
llorando de amargura y de tristeza.
Tendría más radiante su cabeza,
el pecho más henchido de alegría,
gozara más aún la vida mía
y fuera más feliz en su proeza.
Si el ángel de a poquito se me cansa
mi sombra es el lugar donde se alista,
en ella se acomoda, en ella avanza,
el ángel, en la noche es un artista
va al tálamo nupcial y allí descansa
y espera que mi esposa se desvista.