Ariello

El ángel malicioso

 

Si el ángel de la guarda se confiesa

de todas sus malicias en el día,

seguro en este estado no estaría

llorando de amargura y de tristeza.

 

Tendría más radiante su cabeza,

el pecho más henchido de alegría,

gozara más aún la vida mía

y fuera más feliz en su proeza.

 

Si el ángel de a poquito se me cansa

mi sombra es el lugar donde se alista,

en ella se acomoda, en ella avanza,

 

el ángel, en la noche es un artista

va al tálamo nupcial y allí descansa

y espera que mi esposa se desvista.