Oración sin lágrimas,
mi Hija en esa cama infernal,
sin esperanzas,
sin deseos,
con esa mirada perdida.
Yo pedí con toda mi alma
ocupar el espacio
la soledad,
desesperanza,
del silencio oscuro,
de ese deseo de morir.
Dios en su infinita bondad
escuchó mi plegaria.
Mi esposa,
mi Hija,
mi Hijo…,
están lejos,
como el sol
y sus sueños
son mi alegría.
Tal vez, mis manos
se esfumen en la arena,
sin que mis ojos
se iluminen.
Tal vez, llegue la noche
y sueñe con ellos.
“No hay Visas”
¡Dios!
Estoy cansado,
quiero dormir,
solo,
con mis recuerdos.
Casi sesenta años,
Ellos creen que iré
pronto…,
y todo será como antes,
y seremos felices
otra vez…,
tendremos un jardín…,
inmenso…,
para cuando vengan
los nietos…,
como antes,
en la Casa Grande.