Una mujer con su risa
simpatiza simple y fulgurante
con el milagro que cultiva
desde su cielo de azahares
a la desolada alma en pena
que impaciente le espera
Una mujer en la distancia
su altivo mentón denota
presagiando en fina gracia
una nostalgia matadora
que te arranca de la tierra
tajante en tus pesares y tus guerras
Su aliento vuelve espuma
el débil murmullo del céfiro
que abraza su ternura
y manso besa su silencio
¡Ay! de su perdida fragancia
¡Ay! Mujer dulce y fantástica
Puedo palpar en la eternidad
de sus ojos de fe cegadora,
de sus manos de claridad,
un breve oleaje que borra
la orilla de sus promesas
y alegre nutre la raíz de su belleza
Y aún en el ocaso de sus ojos,
en la cúspide de un adiós,
y aún si su mustio sauce deshojo
con un fatal clamor de desolación
bella y solo bella en su voz reconoceré
La plácida melodía de una mujer