Hombre oscuro que camina despacio y no pasea,
en el silencio de la tarde invernal,
abre el contenedor sin ruido muy formal,
rebusca y no hay nada, todo lo que vale escaséa.
Hay otro hombre en esta hora silenciosa,
que camina sin un rumbo definido,
quizá de si mismo haya huido,
y esta tarde sin nadie le parezca preciosa.
De repente aparece una figura de mujer,
se dirige a la parada a esta hora incierta,
quizá sea enfermera que da consuelo.
Es la misma que iluminó la tarde de ayer,
y que mi alma aletargada despierta,
animando la vida y auyentándo el duelo.