argantonio

De nada y de nadie

Hombre oscuro que camina despacio y no pasea,

en el silencio de la tarde invernal,

abre el contenedor sin ruido muy formal,

rebusca y no hay nada, todo lo que vale escaséa.

 

Hay otro hombre en esta hora silenciosa,

que camina sin un rumbo definido,

quizá de si mismo haya huido,

y esta tarde sin nadie le parezca preciosa.

 

De repente aparece una figura de mujer,

se dirige a la parada a esta hora incierta,

quizá sea enfermera que da consuelo.

 

Es la misma que iluminó la tarde de ayer,

y que mi alma aletargada despierta,

animando la vida y auyentándo el duelo.