Como aquel aviador en el desierto
así me encontraba yo
cansado y sediento.
Como en aquel oasis intermitente
así me encontraba yo
invadiendo tu mente.
Como en aquel pozo profundo
así me encontraba yo
bebiendo de tu mundo.
Como en aquella cueva, solitaria y vacía
así me encontraba yo
buscando tu arrogancia en otra compañía.
Dime tu secreto, Aviador, para reparar la avioneta,
debo regresar ya a mi planeta.
Adiós, Rosa coqueta, me voy
para poder seguir siendo poeta.