Siento lágrimas de fuego recorrer lentamente el diluvio de mi corazón. Sentirme expuesta a burlas supuestamente enterradas por un pasado que paulatinamente se vuelve en contra de mí. Las pupilas de los presentes sonriendo con malicia, riendo silenciosamente, sin descanso. Mirando la pizarra pero refugiada en mi corazón.
¿Acaso la gente me querrá menos por cometer un error?
Sé que mi alma disfrazada de alegría, hoy vuelve a sollozar de dolor, recordando la melancolía del pasado, cuya infancia de un empujón arrancó.
¿Pero quién lucha por un afán de vivir, quién conversa con sus lágrimas cuando la noche se destapa, y en el día, deja escapar una sonrisa proveniente de un corazón apuñalado, disfrazado de felicidad?
Quien deja ver su lado más flébil en la penumbra de la noche, creyendo ser valiente, olvidándose de que sólo gana una batalla inacabable de soledad, olvidándose de lo cerúleo; los lagos, el cielo, cuyo azul brilla más que nunca por poder acariciar tu rostro desteñido de esperanza.
-AMS.