Allá. Allá… Divisa bien desde tu velero blanco
no te diré, no te puedo decir.
¿Quién sabe en qué distancias?
Tras los pasos, otros pasos.
Extendiendo sus vientos repentinos,
anunciando con sus venas de sangres coaguladas
el río del estupor con formas centrifugadas.
Entre uno y otro las disputas
hay mansas aguas y un camino de plurales utopías.
Allá, allá… ¿Quién lo sabe?
Bien allá…
Con sus ventanas de cristales mordisqueados.
Un horizonte de manos apretadas
El uno con el otro se preguntan
y tintinean en singular sus fantasías.
El uno y el otro, y la disputa.
Es plural y universal la disfonía,
Estos pasos y otros tantos.
Son coronas que acompasan los estíos
Y son tantos los que se hacen equinoccios del antaño
Allá, allá…
No te puedo decir ni cómo ni cuándo
El velero blanco, el velero tétrico
El soberano escupitajo
La estruendosa carcajada
Los llantos asilados
El escapulario roto
La imbecilidad
Allá, allá…
En el vaivén del menoscabo
Una simiente de versos deshojados
Una multitud de hijos y de esclavos
Y un corazón que apenas palpita.
Racsonando ando.