Tengo celos de ti. Por qué negarlo?
Tengo celos de ti, celos rabiosos;
celos de las sonrisas de tu boca,
celos de las miradas de tus ojos.
Cuando yo no te oigo, cómo hablas?
Cuando yo no te veo, cómo miras?
Cuando no estoy delante,
cómo suenan los áureos cascabeles de tu risa?
Tú sabes que en los ojos de los hombres
hay miradas impuras,
que unas veces parecen que acarician
y otras veces parece que desnudan.
Cuando un hombre te mira de ese modo,
cuando te envuelve una mirada de esas
y sientes que resbala por tu cuerpo,
qué es lo que piensas, di, qué es lo que piensas?
Cuando tengo tu mano entre mis manos
yo sé cómo tu carne se estremece;
cuando es otra la mano que te oprime,
qué es lo que sientes, di, qué es lo que sientes?
Yo puedo adivinar qué pensamientos laten en ti
cuando de mi te acuerdas;
cuando es de otro el recuerdo que te asalta,
qué es lo que sueñas, di, qué es lo que sueñas?
Yo te he visto mil veces temblorosa
ante el fervor de mis ardientes frases,
con los divinos ojos entornados
y los húmedos labios anhelantes.
Embaída de amor, desvanecida,
cuando yo soy el que de amor te habla.
Si las palabras son las mismas,
dime: cómo te suenan de otro las palabras?
Tú juras que me has dado tu corazón,
tu cuerpo y tu cariño;
pero nunca sabré si tras tus ojos
se esconde un pensamiento que no es mío.
!Y qué importa tu cariño entonces,
qué vale la escultura de tu cuerpo,
si son los pensamientos de tu alma
como villanos que arrebata el viento!...
Pedro Mata