Allí estaban desolados, tristes
rostros conocidos gemían dolor,
caían ríos de lágrimas,
todos a mi alrededor.
Causaba sufrir el cuerpo inerte,
mi exilio volaba sin vida,
veía a través de un espejo
caras de personas lejanas,
cercanas,yo les había fallado
¿Por qué lloraban?
Yo solo era una muerte más,
un hombre que se marchaba,
una persona dañina,
que no dejaba ninguna sonrisa.
Miradas se posaban en mi,
no tenían odio ni felicidad,
eran miradas de tristeza,
me rezaban o alababan,
palpaban mi rostro sigiloso,
algunos gritaban con frenesí.
Anonadado me quedaba allí,
velaban mi cuerpo, mi muerte,
personas a las que cause daños
personas a las que ame por años,
desgarraban mi espíritu
por el tiempo que invocaban,
por el destino que finalizaba.
Se fue mi cuerpo a la tierra,
se unió a la madre naturaleza,
quedo cerca de las rosas
que lanzo con nostalgia la gente.