Cubre la noche con su espeso manto
Todo en su derredor mientras suspiro,
Mueren felices horas en el olvido
Mientras que en la distancia el sol se esconde.
La luna me ilumina la mente y la esperanza,
Y mientras predominan, tristes en la memoria,
Los recuerdos amargos de nuestra despedida,
Te mantienes presente después de la partida.
Tras de haberse escondido
En distante horizonte el gran Huitzilopchtli,
Recuerdo tus latidos presentes en el alma:
Surge desde el olvido tu risa embriagadora
Que llega majestuosa sin poder olvidarla.
Crecen los sentimientos:
Resurge de la nada
Tu perfume de rosas que tanto me gustaba,
Siento dentro del pecho un dolor, que incesante,
Aturde los sentidos
Mientras huelo el pañuelo que un día me regalaras.
Me han dicho que deambulas
Por las calles, sin rumbo:
Con vista obnubilada,
Mientras que desespero pensando en tu regreso
Te aferras al olvido como desesperada:
Más sé viven presentes, vibrantes en tu mente,
Nuestros bellos momentos que no los suple nada.
Cuando entiendas que nadie podrá sustituirme
Torna a mí sin temores cualquiera madrugada,
Tu lugar te reclama. ¡jamás será ocupado!
¡Regrésame a tus brazos, amor de mis amores!